El hígado está encargado de la fabricación de numerosas sustancias imprescindibles para el normal funcionamiento de nuestro organismo e implicadas en múltiples aspectos de nuestra vida, como el metabolismo de diversos nutrientes, la fabricación de hormonas, la coagulación de la sangre, la fabricación de proteínas, la elaboración de la bilis, etc. Además, es responsable de metabolizar (destruir) muchos de los medicamentos que consumimos y muchas sustancias tóxicas que consumimos. Por último, a través del hígado pasa la vena porta que trae muchos de los alimentos ingeridos durante la comida. La sangre de la vena porta, tras pasar por el hígado, sale hacia el corazón a través de la vena suprahepática. En muchas ocasiones el diagnóstico de cirrosis hepática se produce en personas que no tienen síntomas, o éstos son muy escasos y habían pasado desapercibidos. En estos casos, el diagnóstico se establece tras la realización de un análisis por cualquier motivo y detectarse, generalmente, un aumento de las transaminasas. En otras personas la cirrosis produce síntomas inespecíficos, como: Adelgazamiento. Escaso apetito. Náuseas. Molestias en la zona superior derecha del abdomen. Sangrado fácil ante pequeños golpes o por la nariz como consecuencia de falta de fabricación de proteínas necesarias para la normal coagulación de la sangre. Picores. En otros pacientes, el diagnóstico de cirrosis se realiza en el momento en que aparece alguna de las complicaciones de esta enfermedad. Si bien estas complicaciones suelen aparecer en el transcurso de la enfermedad, en ocasiones pueden ser la primera manifestación de la presencia de una cirrosis. Se pueden dividir en: La cirrosis también puede aumentar el efecto de muchos medicamentos que, en situaciones normales, serían destruidas en este órgano. Como consecuencia de ello, en los pacientes con cirrosis debe reducirse significativamente la dosis de muchos medicamentos para evitar que se produzca una intoxicación.¿Cómo se diagnostica la cirrosis hepática? Se debe proceder al diagnóstico de la cirrosis hepática y al diagnóstico de sus causas: También es necesario evaluar si existen complicaciones. Para ello se deben solicitar otras pruebas: La presencia de hipertensión portal se evalúa mediante la realización de una ecografía, observando una vena porta de gran tamaño y un bazo aumentado. El riesgo de hemorragia digestiva puede valorarse con una esofagoscopia o gastroscopia para ver si hay varices esofágicas. ¿Cuál es el pronóstico de los afectados?El pronóstico de la cirrosis hepática es en general malo, peor si sigue activo el factor que condiciona la cirrosis. El grado de fibrosis (y por tanto de gravedad de la cirrosis) se puede estimar mediante elastografía, si bien es una técnica reciente todavía no muy bien estudiada. La biopsia es la técnica que permite un mejor conocimiento de la progresión de la enfermedad. Se han desarrollado diversos sistemas clínicos que permiten conocer la gravedad de la cirrosis, el riesgo de complicaciones y la mortalidad. El más utilizado es la clasificación de Child-Pugh: Puntos a sumar (máximo 15) Factor Unidades 1 2 3 Bilirrubina µmol/Lmg/dL <34 <2 34-51 2-3 >51 >3 Albúmina g/Lg/dL >35 >3,5 30-35 3-3,5 <30 <3 Tiempo de protrombina Prolongación en segundos INR 0-4 <1,7 4-6 1,7-2,3 >6 >2,3 Ascitis No Fácil control Mal control Encefalopatía hepática No Mínima Avanzada Estadio A. 5 o 6 puntos. Estadio B. De 7 a 9 puntos. Estadio C. 10 puntos o más. El trasplante hepático está indicado en los pacientes con 7 o más puntos (estadios B o C).Más recientemente también se utiliza la clasificación MELD. También predice el pronóstico y los candidatos a trasplante hepático. Utiliza 3 medidas procedentes de análisis de sangre: la creatinina, la bilirrubina y el tiempo de protrombina expresado como INR. ¿Es hereditaria la enfermedad? Algunas cirrosis hepáticas se deben a enfermedades hereditarias como la hemocromatosis, la enfermedad de Wilson o el déficit de alfa-1-antitripsina. Las causas más frecuentes, sin embargo, no son hereditarias. ¿Es contagiosa? La cirrosis hepática en sí no es contagiosa, si bien pueden ser contagiosas algunas de las enfermedades que las producen, como las hepatitis por virus. ¿Cuál es el tratamiento de la cirrosis hepática? La cirrosis hepática, en sí misma, no se cura. Se debe tratar la enfermedad que la ha causado, ya que en ocasiones puede frenarse la evolución de la enfermedad o incluso puede haber una discreta mejoría de la cirrosis. Además, se deben prevenir las complicaciones y tratarlas cuando aparezcan. La única posibilidad de curar la cirrosis hepática es realizando un trasplante hepático. Las medidas generales son: Tratar la enfermedad responsable del desarrollo de cirrosis para frenar en lo posible la evolución de la enfermedad. Por tanto se debe abandonar el consumo de alcohol, tratar las infecciones por virus, tratar la enfermedad autoinmune o reducir las concentraciones de hierro o cobre en sangre. Medidas higiénico-dietéticas. En general se requiere seguir: Una dieta pobre en sal para evitar el acúmulo de líquido en las piernas o en el abdomen (ascitis). Abstención absoluta de tabaco. Abstención absoluta de alcohol independientemente de cuál sea la causa de la cirrosis. Evitar aquellos medicamentos que puedan dañar al hígado. Vacunaciones: Vacunación de hepatitis A (si no ha pasado la enfermedad). Vacunación de hepatitis B en personas en riesgo de contraerla. Vacunas anuales de gripe y neumococo. Prevenir las complicaciones. Evitar los edemas y la ascitis. Se recomienda una dieta pobre en sal. Hemorragia digestiva. Si las varices esofágicas son grandes, se pone tratamiento con beta-bloqueantes (propanolol es el más usado) para evitar su rotura y el sangrado subsiguiente. Suele ser necesario dar suplementos de vitamina K para mejorar la coagulación de la sangre y reducir el riesgo de sangrado. Encefalopatía hepática. Se debe evitar el estreñimiento, el cual favorece la formación de urea en el intestino. Puede ponerse tratamiento con duphalac. Tratar las complicaciones Trasplante hepático. Es la única forma de curar la enfermedad. Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente. (责任编辑:) |